martes, 28 de julio de 2009

Vuelta a Grecia, al blog y a las andadas.

Acabó el curso. De manera gloriosa, he de decirlo: nunca había estado en una fiesta de fin de curso tan alucinante como la del IES Rosa Chacel de Colmenar Viejo. Comilona, fiesta y actuaciones en directo (el departamento de Lengua y literatura al completo y nuestra inefable Alfonsi -conserje-, bailando estilo Bollywood...). Aún hay ganas de pasarlo bien en la profesión y eso siempre es de agradecer. Muy a gusto, si señor, he estado pese a la lejanía y los atascos diarios. El año que viene ya se verá que pasa.

Llegué a Atenas al día siguiente algo resacoso, lo confieso, y extremadamente agotado. Se me olvidó felicitar su cumple a mi amiga Olimpia -no soy muy bueno en esas cosas pese a la inestimable ayuda de “outlook”-.

Las temperaturas han ido subiendo y Atenas ha ido mostrando su cara menos amable. A partir de las diez de la mañana la ciudad es durísima. Andando o en moto un horno, en coche un atasco infinito. Por la noche poco refresco aunque algo sí que mejora.

La playa, eso sí, ayuda mucho. Ya estoy algo moreno pese a huir del sol. Y a mí esto del mar me sube el ánimo, siempre he echado de menos aquellos veranos en Barcelona con mis tíos y el ir a la playa y al puerto.

Me he llevado una agradable sorpresa cuando me ha llamado al móvil mi amiga de la universidad Cristina Quiles. Llevábamos sin hablar no menos de 22 años... El caso es que se ha regalado un curso de griego moderno en Atenas, y habiéndose enterado de mi situación de semiresidente, me preguntaba por cómo iban los temas y precios de alojamiento y los barrios más cercanos a su escuela. Tras algunas gestiones llegó a Atenas y fuimos a buscarla al aeropuerto y de allí la llevamos a su residencia de estudiantes. Compartía , queridos lectores varones y solteros de este blog, con una norteamericana jovencita (para mí casi todas lo son ya …) de la que sólo diré que al pasar por la calle unos minutos antes (esperábamos a la persona de la agencia) provocó comentarios de mi amiga y de mi mujer. Era pluscuamperfecta, ¡Qué barbaridad!, ¡Qué modesta exhibición de salud y belleza!

Dejamos a Cristina en compañía de semejante criatura y al día siguiente fuimos de excursión al cabo Irineo, como se relata en el siguiente capítulo.

lunes, 20 de abril de 2009

Egina


Repuestos, físicamente -emocionalmente no sé si lo estaré alguna vez- en el que en España era viernes santo y en Grecia viernes a secas, nos fuimos a Egina por el muy griego procedimiento de bajar al Pireo y subir el coche al barco. Hora y media más tarde estábamos en la isla. La cruzamos de lado a lado (15km.) y ascendimos hasta el templo de Afaia, una deidad preindoeuropea asimilada a Atenea en época clásica. El templo es magnífico y el marco incomparable. La única sombra es que las mejores piezas del templo están en Munich y se echan de menos “in situ”. También es una sombra la falta de sombra en verano, pero como el día era magnífico el asunto era menor.
Visitamos también Paleochora, es decir la capital vieja arrasada por Barbarroja y de la que los turcos permitieron restaurar las iglesias. El campo estaba reventón. Plena primavera.
Después, pescaíto en el puerto y al llegar al Pireo un retraso de diez minutos ...para dejar pasar al crucerito de las fotos, que el pequeñín necesitaba toda la bocana del puerto.

Privilegio de Pocos

Estas vacaciones de Semana Santa (para mí, Maricarmen trabajó buena parte de ellas) han sido prolongación de una semana de baja (esguince de segundo grado de mi maltrecho tobillo izquierdo), que debiera haber durado al menos quince días, pero me tomé el alta porque, total para estar de vacaciones, venía a ser lo mismo. Decía, que estos días han sido inolvidables. Lo primero por pasar, aún estamos pasando, tantos días juntos; en tercer lugar de importancia y cronológico por haber ido a Egina en viaje turístico-cultural-gastronómico ( o sea el plan de siempre, seamos claros...). De esto habrá post separado.

He sacado el segundo item del orden lógico porque es el que voy a desarrollar. Esto del “in medias res” debe hacerse sin avisar, a la manera épica, pero no pudiendo compararme con mi Virgilio del alma prefiero dar un aviso al respetable que por ahí quede.

Y fue el segundo de los hechos (gesta diría casi) el que fuimos invitados ( y, sin duda, de ello envidiados) a entrar en las zonas de la acrópolis prohibidas a los simples visitantes de pago. El privilegio fue consecuencia de los buenos oficios del Dr. Eusebi Ayensa, a la sazón director del Instituto Cervantes de Atenas. Por motivos profesionales, el Dr. Ayensa estableció contacto con el Dr. Tanoulas, director de las obras de restauración de los Propíleos de la Acrópolis y autoridad indiscutible en la materia, quién procedió a invitarle (y hacernos extensiva la invitación) y se nos ofreció de doctísimo guía. Para mi sorpresa no sólo se me permitió hacer fotos, sino que se me animó a ello, e incluso el Dr. Tanoulas empuñó mi cámara y levantó gráfico atestado de mi presencia. Fuimos, pues el Dr. Ayensa, su encantadora esposa y sus estupendamente educados hijos (parece peloteo, pero es la pura verdad), mi querida esposa y este humilde cronista.

¿Qué decir cuando haces algo que ni en sueños podrías haber pretendido?

Sólo diré que, cojo y todo, subí por los andamios hasta la cima de los Propíleos; que, renqueante y dolorido, ascendí por la escalera de la torre franca a la cima del Partenón. Extasiado.

(Sé que me estoy poniendo rimbombante e hiperbatónico, pero es que con el recuerdo se me dispara el estro. Soy así, ya no peleo contra mí mismo.)

Debo decir que alguna parte maligna de mi personalidad se regocijó cuando, al vernos en zona prohibida, un turista español, de los de chándal blanco, gorrita de béisbol (torcida) y cara de desertor de la E.S.O. Dijo : “¿Y esos que hacen ahí?” Y su colega, con idéntico uniforme y catadura, le respondió:”Serán VIPS”. ¡Qué leches!, por una vez en la vida, Sí.

Tras la agotadora visita nos repusimos comiendo platos típicos en un cercano restaurante. Luego me tocó, gozosamente, trasladar mis 185 fotografías del evento al ordenador. “Sólo” hice 185 porque me discipliné en fotografiar únicamente aquello no habitualmente accesible. Un privilegio de pocos.

jueves, 9 de abril de 2009

Petroula y la cuaresma bien valen una resma

De vuelta a este blog, porque otra vez estoy en Grecia, me ha parecido reseñable el siguiente contraste. En primer lugar os recomiendo que visitéis esta página web: www.petroula.com La tal Petroula es la presentadora de las noticias del tiempo para la cadena televisiva "Star" (vulgarota por lo demás). El numerito se presenta a diario a las 21:00 horas o así y cada día el trajecito y el discurso es más emputecido que el anterior. El contraste con este monumento a la incorrección política (me imagino a la ministra Aído ante semejante despliegue de curvas sin cerebro) es la proliferación de menús de cuaresma en las cadenas de comida rápida de origen extranjero. Aunque ya he hecho alguna mención, pongo testimonio del menu "Mc σαρακοστή" (o sea "Mc Cuaresma") que gira en torno a una hamburguesa confeccionada con gambas ("Burger με γαρίδες"). Ayer pedimos una pizza en Domino's (las mejores de masa fina del mundo, verdad primo Ramón...) y nos encontramos con la publicidad de la "pizza σαρακοστή" . No es la primera vez, ni el primer país, incluída Italia ( en Nápoles , no os creáis) que veo una pizza con patatas fritas, pero no sé, no lo veo.El caso es que el mucho peso de la religión en la sociedad griega contrasta, abruptamente, con el libertinaje de estos tiempos sin moral. Lo que es por mi, más Petroula y menos ayuno y abstinencia. De todo.

viernes, 23 de enero de 2009

Año nuevo en Grecia (año II)

Este año también hemos pasado el año nuevo en Atenas. Eso sí, esta vez nos hemos enterado mejor de cómo se celebra en familia.
Llegamos a Grecia con algo de retraso, cortesía de los chicos del SEPLA, y a la mañana siguiente fuimos a hacer la compra de vituallas para rearrancar la casa (comida, leña, etc.). Era día 31 y apenas tuvimos tiempo de completar las tareas. Por la noche teníamos invitación de nuestros caseros-vecinos a cenar y entrar juntos en el año. Declinamos la cena porque sabíamos que sería tras la medianoche y que eran legión los invitados. Prometimos, eso sí, pasarnos a recibir el año nuevo en su compañía.
Tras cenar a las nueve y media, a cosa de las once y cuarto pasamos a casa de los vecinos. Unos minutos después empezaron a llegar los invitados, todos vestidos de fiesta y media. Nosotros no es que fuéramos de trapillo, pero había un abismo. A las doce menos cuarto empezaron a encender velitas y en la televisión apareció el Alcalde de Atenas largando un discurso aburridísimo, mientras a su derecha ponían un reloj con segundero. Cuando quedaban unos diez segundos para medianoche, Grigoris dio la orden para que su hijo Panagiotis apagara las luces de la casa por el expeditivo procedimiento de cortar el interruptor diferencial de la casa. Obviamente, la televisión se apagó también y, al cabo de unos segundos de casi silencio, todos prorrumpieron en gritos de Χρώνια Πολλά με υγεία! ( es decir “muchos años con salud”). O sea, que entramos en el año nuevo “a ojo”, más o menos a la hora y sin sincronizarnos con nadie.
Grecia químicamente pura.
Como se ponían a cenar y nosotros ya habíamos cumplido, nos retiramos discretamente. Pusimos la parabólica -la antena de la tele, digo, que no soy la tita Espe, ni Mortadelo, aunque algo sí Filemón- y, tras ver las opciones televisivas patrias y aprovechándonos del desfase horario, entramos en el año nuevo español sincronizados con el Reloj de la Puerta del Sol, como dios manda y es costumbre, con sus doce uvas y todo.
El día dos de enero es feriado en Grecia, como compensación por los días de más que se abre en diciembre (sic). Dí un paseo y comprobé que la vida sigue, y el ayuntamiento de Atenas, inasequible al desaliento, había colocado un nuevo árbol. También pude ver a mis queridos perros públicos que estaban tirados delante de las escaleras de la Plaza de Sintagma, no por afán de notoriedad, sino porque ahí está la salida de aire caliente del Metro... listos los jodíos.Fue el día tres que se pudo salir por ahí. Es el cumpleaños de mi ahijado D. Armando Rodríguez Zurrón y se le llamó oportunamente.El día de mi cumpleaños, es decir el cuatro de enero, mi santa esposa estaba dispuesta a concederme todos mis caprichos y, resignadamente, me acompañó por las laderas del monte Parnithas, a sólo 30 kilómetros de Atenas hasta los 1400 metros de altura donde estaba francamente nevado e inhóspito.Bajamos luego y comimos esas chuletitas de cordero que justifican “per se” un viaje a Grecia.
El día de reyes (Teofanía por estas tierras) bajamos a la costa, concretamente a Glyfada a ver una de las más acendradas tradiciones locales. En día tal y tras una misa de obligada asistencia social, -eso sí, se entra y sale a conveniencia durante la larguísima ceremonia- con la iglesia escoltada por el ejército y autoridades locales en sitio preferente, se acompaña al Pope al puerto, donde, tras y en medio de sus peculiares cánticos religiosos, se arroja una pequeña cruz al agua (sí, en enero).

Los mozos del pueblo nadan-corren hasta la cruz y el que la consigue es muy honrado por su hazaña.
Otra tradición del día, es comer la “Basilópita”,o sea, la “torta de San Basilio” (Este es el santo de los regalos de los niños en año nuevo). Un pastelón algo insípido y de gran tamaño como se puede apreciar.Como todo lo bueno se acaba rápido, el día siete tomé el avión, con sólo dos horas y media de retraso, nuevamente cortesía de los chicos del SEPLA...

lunes, 19 de enero de 2009

Los koukoulofori, el túmulo y el pescaíto.

(Llevo un enorme retraso en estas crónicas mundanas, esta es la de los días 8 a 11 de diciembre del pasado 2008, perdón por el retraso si es que alguien aún me lee...)

Este fin de semana largo de la “Inmaculada” ( no lo ha sido de la constitución, que este año nos la ha birlado el calendario) he ido a Atenas como era esperable. La cosa ha tenido dos aspectos: en Grecia ha sido un fin de semana trágico. Ha muerto un chico de 16 años en una manifestación de los llamados “koukoulofori” ( o sea los encapuchados). Las circunstancias aún deben ser aclaradas pero el chico ha muerto de un tiro en el pecho. Las reacciones han sido variadas pero lo cierto es que las manifestaciones de grupos antisistema o anarquistas son constantes en Atenas y son siempre destructivas y desaforadas, con quema de coches y comercios. Esta vez la cosa que había empezado como de costumbre se ha disparado por la muerte de un chico demasiado joven para estar enfrente de la policía: una situación absurda y estúpida.

En realidad la cosa en un primer momento nos pilló de lejos. Fuimos a Acharnes a ver una impresionante tumba micénica: un “tholos” situado en pleno barrio periférico de Atenas. Hay además un museíto muy interesante. En ese “tholos se encontró la fantástica lira que se puede ver en el museo nacional.

Después fuimos a comer pescaíto a Rafina, el segundo puerto del Ática. Comimos no especialmente bien, pero, eso sí, en mangas de camisa y al aire libre mientras en Madrid caían chuzos de punta.

De punta mientras tanto caían toda clase de objetos en las calles de Atenas. Llegamos de vuelta y vimos una humareda turbia salir del centro de la ciudad. No sabíamos lo que era y sólo por la noche supimos lo que había pasado cuando pusimos la tele griega. Al día siguiente se percibía ambiente de combate en la ciudad con calles cortadas y ruido de helicópteros. Nos quedamos en casa.

El lunes yo marchaba para Madrid y la cosa debía estar muy calentita porque se veía humo y el taxista evitó cuidadosamente los barrios universitarios. Maricarmen no me llevó al aeropuerto porque su vida se estaba complicando por momentos

Tenía organizado para esa semana un curso para profesores de español con participación de profesores venidos de España y los pobres estaban alojados en el peor de los sitios posibles, justito enfrente del santuario de los “koukoulofori”. Maricarmen fue a verles al hotel y apenas pudo regresar a casa después de dejar a los profesores sitiados allí. Al día siguiente el curso se canceló, o mejor, hubo de ser cancelado con innumerables llamadas y correos electrónicos a los asistentes. Un perfecto desastre. El propio lunes los manifestantes cambiaron su ruta habitual y se acercaron hasta nuestro barrio destrozando aleatoriamente (¿O no?) comercios a su paso. Quemaron, por ejemplo, la oficina de correos más cercana a la Embajada y a la que vamos con frecuencia.

Muchos compañeros y amigos me han preguntado el porque de esta violencia. Las causas son múltiples pero casi todas tiene que ver con la historia reciente de Grecia y el tremendo grado de politización y polémica de la vida diaria. La cosa valdrá una separata de este blog...