Repuestos, físicamente -emocionalmente no sé si lo estaré alguna vez- en el que en España era viernes santo y en Grecia viernes a secas, nos fuimos a Egina por el muy griego procedimiento de bajar al Pireo y subir el coche al barco. Hora y media más tarde estábamos en la isla. La cruzamos de lado a lado (15km.) y ascendimos hasta el templo de Afaia, una deidad preindoeuropea asimilada a Atenea en época clásica. El templo es magnífico y el marco incomparable. La única sombra es que las mejores piezas del templo están en Munich y se echan de menos “in situ”. También es una sombra la falta de sombra en verano, pero como el día era magnífico el asunto era menor.
Visitamos también Paleochora, es decir la capital vieja arrasada por Barbarroja y de la que los turcos permitieron restaurar las iglesias.
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