miércoles, 17 de septiembre de 2008

La academia de Platón

En los últimos días de agosto visitamos uno de los sitios arqueológicos menos conocidos de Atenas. La academia de Platón es uno de esos lugares de los que un filólogo clásico (o un filósofo) han oído hablar repetidamente durante su periplo universitario. Llenos de curiosidad por saber porqué no van los turistas a verlo, fuimos al fin.
Bien, de entrada la academia de Platón está en uno de esos barrios industriales que un día fueron extrarradio y hoy son casi centro de la ciudad. Vamos que si me dijeran que cualquiera de vosotros fue visto por allí por última vez, me preocuparía.
Los restos están en un parquecito al que se accede por el lateral de una iglesia adecuadamente "kitsch". El parque es refugio de gente de aspecto, digamos... inquietante. Supongo que eran inmigrantes ilegales de Pakistán o Sri Lanka, y griegos de aspecto no menos inquietante, quizá algunos buscaban algún chapero o qué sé yo. Realmente, no sé que hace la gente inquietante en un parque a finales de agosto a 37 grados, quizá sólo esperar.
Las ruinas son grandes no muy espectaculares y, en fin, no demasiado atractivas, salvo para fanáticos de la cosa en sí.
Cuando fuimos a salir de allí vimos venir hacia nosotros a un coche por una calle estrecha que parecía ser la idónea para salir de allí. No es que nos sorprendiera que viniera por dirección prohibida -es frecuente en Atenas-, pero los coches aparcados le daban la razón. Un detallado estudio nos dio la clave: una aparición más de lo que Maricarmen y yo denominamos el síndrome de "Si no sabes, ¿Pa'que vienes?" es decir, que las señales siempre suponen que sabes ir de todas maneras y que nadie se ocupa de que sean útiles o ...visibles.

martes, 2 de septiembre de 2008

Pre vuelo

Dos trabajos, dos ciudades, dos casas, una pareja. No va a ser fácil.
¿El Motivo? Dos sueldos, dos carreras, dos hipotecas, un futuro. Este periodo de locura transitoria acabará con las deudas y nos permitirá empezar con una hoja en blanco.
Ella en Atenas, yo en Madrid. Iberia y Olimpic nunca sabrán cuanto vamos a depender de ellos. Nuestros jefes lo sabrán, pero no les importará. La familia -los de sangre y los amigos, todos familia- lo sabréis y os importará. De fuera hacia dentro construiremos un mundo.
Así, por si os interesa u os aprovecha procuraré teneros informados desde este nuevo "blog". No temáis, aunque me he puesto un poco serio y engolado el blog será una fiel secuela de "Desde Grecia por amor" porque, como decía Cervantes en mi bienamado prólogo de "Don Quijote":
"no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante"
y siendo yo su padre, será risueño e inconstante. Grecia seguirá siendo un motivo central de este "blog", porque voy a pasar todo el tiempo posible allí, en la mitad oriental de mi casa y mi vida. España aparecerá también, porque allí está la mitad occidental. Del trabajo, el nec-otium de los romanos, pese a lo mucho que me gusta mi profesión, hablaré y renegaré y también de aquellos momentos de otium que me dejará, inevitablemente, el precio del petróleo, que me impedirá volar al lado de Baucis cada fin de semana.
Así pues comienza una danza y contradanza de Atenas a Madrid y vuelta a empezar, y citando, una vez más, a Cervantes:
"Y con esto Dios te dé salud y a mí no olvide. Vale "