Este fin de semana largo de la “Inmaculada” ( no lo ha sido de la constitución, que este año nos la ha birlado el calendario) he ido a Atenas como era esperable. La cosa ha tenido dos aspectos: en Grecia ha sido un fin de semana trágico. Ha muerto un chico de 16 años en una manifestación de los llamados “koukoulofori” ( o sea los encapuchados). Las circunstancias aún deben ser aclaradas pero el chico ha muerto de un tiro en el pecho. Las reacciones han sido variadas pero lo cierto es que las manifestaciones de grupos antisistema o anarquistas son constantes en Atenas y son siempre destructivas y desaforadas, con quema de coches y comercios. Esta vez la cosa que había empezado como de costumbre se ha disparado por la muerte de un chico demasiado joven para estar enfrente de la policía: una situación absurda y estúpida.
En realidad la cosa en un primer momento nos pilló de lejos. Fuimos a Acharnes a ver una impresionante tumba micénica: un “tholos” situado en pleno barrio periférico de Atenas. Hay además un museíto muy interesante. En ese “tholos se encontró la fantástica lira que se puede ver en el museo nacional.
Después fuimos a comer pescaíto a Rafina, el segundo puerto del Ática. Comimos no especialmente bien, pero, eso sí, en mangas de camisa y al aire libre mientras en Madrid caían chuzos de punta.
De punta mientras tanto caían toda clase de objetos en las calles de Atenas. Llegamos de vuelta y vimos una humareda turbia salir del centro de la ciudad. No sabíamos lo que era y sólo por la noche supimos lo que había pasado cuando pusimos la tele griega. Al día siguiente se percibía ambiente de combate en la ciudad con calles cortadas y ruido de helicópteros. Nos quedamos en casa.
El lunes yo marchaba para Madrid y la cosa debía estar muy calentita porque se veía humo y el taxista evitó cuidadosamente los barrios universitarios. Maricarmen no me llevó al aeropuerto porque su vida se estaba complicando por momentos
Tenía organizado para esa semana un curso para profesores de español con participación de profesores venidos de España y los pobres estaban alojados en el peor de los sitios posibles, justito enfrente del santuario de los “koukoulofori”. Maricarmen fue a verles al hotel y apenas pudo regresar a casa después de dejar a los profesores sitiados allí. Al día siguiente el curso se canceló, o mejor, hubo de ser cancelado con innumerables llamadas y correos electrónicos a los asistentes. Un perfecto desastre. El propio lunes los manifestantes cambiaron su ruta habitual y se acercaron hasta nuestro barrio destrozando aleatoriamente (¿O no?) comercios a su paso. Quemaron, por ejemplo, la oficina de correos más cercana a la Embajada y a la que vamos con frecuencia.
Muchos compañeros y amigos me han preguntado el porque de esta violencia. Las causas son múltiples pero casi todas tiene que ver con la historia reciente de Grecia y el tremendo grado de politización y polémica de la vida diaria. La cosa valdrá una separata de este blog...
3 comentarios:
Por si sirve de algo, yo te leo desde hace tiempo desde Tenerife. Un saludo.
Bueno, yo también te leo, que conste en acta.
Gracias a mis lectores por su fidelidad. Prometo esforzarme en mantener esto al día...
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